Me toca el blog de inicio de verano y no quiero aburriros con las tareas de mi día a día, pero sí poneros un poco en antecedentes.
Después de dedicarme la mayor parte de mi vida a la electrónica y telecomunicaciones, llegó el momento muy meditado y voluntario de reinventarme.
El hecho de reinventarse, no siempre implica decidir algún cambio radical en nuestras vidas, que algunas veces sí debemos hacer. Es duro porque significa innovar cada día, pensar, analizar…ser disruptivo con nuevas formas de ofrecer nuestros servicios o de liderar nuestra empresa y por tanto, salir de nuestra zona de confort para explorar muchas veces lo desconocido, ya sea a nivel personal como profesional, a nivel individual o colectivo.
A mí me llegó; en ese momento de introspección y caos, de manera casual, surgió la oportunidad de embarcarme en “IDI”, un gran reto.
Llegué hace dos años y medio a esta empresa familiar liderada por el Dr. Tafalla y la Dra .Diez, los cuales, aún con mi desconocimiento del sector, confiaron en mí.
La primera impresión, dicen que es la que cuenta. Os diré que…¡me encantó! Me pareció una clínica distinta a las convencionales, con un calor humano especial destilado por Héctor, Isabel y María, con una meta común: La calidad profesional en el más amplio sentido de la palabra. Yo no podría concebirlo de otra manera… después de haber soñado su proyecto, haberle dado forma y haber imprimido tanto esfuerzo.
A día de hoy, con la segunda clínica funcionando mantengo esa percepción y es lo que más me gusta, porque cuando crees en tu sueño, que es tu empresa, te entregas en cuerpo y alma. Cuando vives intensamente tu profesión como lo hacen los doctores, inevitablemente contagian su pasión, las ganas por querer hacer las cosas muy bien y la satisfacción de haberlo conseguido.
Algunos pensarán que soy generosa en mis elogios, pero los que me conocen saben que no es mi fuerte a menos que realmente lo sienta.
Aquí se trabaja duro, pero se persigue la excelencia profesional, el trato directo y personal, el uso eficiente de los recursos, el mínimo riesgo para el paciente, el alto grado de satisfacción e impacto final que tiene en la salud.
Os diría que en IDI, se trabaja con ética, eso que está tan de moda y tan devaluado a la vez por algunos.
Y qué decir de nuestro equipo: engranaje fundamental en una empresa… A mí, se me llena la boca cuando hablo de ellos. Personas con una gran calidad humana, comprometidos, polivalentes, tan heterogéneos en su conjunto, que nos permite día a día aprovechar las sinergias y sacar lo mejor de uno mismo.
Mentiría si dijera que fue fácil, porque no lo fue, pero me siento tremendamente afortunada por tener un guía – jefe tan estupendo como es Héctor Tafalla, lo difícil, lo hace fácil; al igual que Isabel y María. Es increíblemente sencillo trabajar con ellos porque son facilitadores en lo profesional y personal.
Para mí, no tiene precio venir a trabajar cada día con la misma ilusión y entusiasmo en este proyecto tan fascinante el que ahora estoy totalmente inmersa “IDI”.
Puede que no seamos los mejores, pero os puedo asegurar que luchamos cada día por serlo.
¡Feliz verano!